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lunes, 27 de agosto de 2012

DEPRESION


Al fin ha llegado el día. Él sabía que más temprano que tarde golpearía esa puerta. Y ahora estaba allí frente a ella, como un loco, desesperado, gritando que le abran.

Era una noche de invierno, ¿invierno?; él sabía que toda su vida la había pasado en esta estación, sabía que aún en el día más soleado solo existía la lluvia en su corazón; el reloj ya daba media noche y sus gritos se oían como los de alguien que suplicara por su vida segundos antes de morir; eran gritos infernales, gritos que rompían el silencio de la noche con más silencio; pues su boca se movía endemoniada pero de ella no surgía ningún sonido.

-          ¡Abran, abran, abran esta maldita puerta! Decía, ambos sabíamos que este día llegaría; ¿y ahora que estoy aquí no abres? ¿qué clase de juego bizarro es este? ¿Tan solo soy una más de tus piezas en este tu juego maldito? ¡MALDICIÓN ABRE LA PUERTA! ¿Dónde? ¿Dónde diablos esta el ángel con las llaves del abismo? Hace poco querías mi alma, ¿y ahora que te la ofrezco, la rechazas? ¡MALDICIÓN ABREME LA PUERTA!

Sus gritos en el silencio se perdían, al igual que sus lágrimas al confundirse con la lluvia, mientras que el reloj máquina incansable su endemoniado tic tac emitía. Ya había pasado más de diez minutos frente a esa puerta magnifica, bella, incansable; una puerta que no se había inmutado ni por sus golpes, ni sus gritos, ni siquiera por sus lagrimas. Una puerta que lo ignoraba y que él sabía que en el fondo lo deseaba.

Sus ánimos habían caído, pues sus gritos ahora solo eran un gemido agónico.

-          Abre la puerta, te lo suplico; decían.

Nunca imaginó esta situación, pues él sabía desde el comienzo de su raciocinio que tarde o temprano estaría frente a esa puerta, y peor aún sabía que esta se abriría de par en par y lo acogería; al igual que una madre al recibir a su hijo terminada la batalla. Estaba convencido que el abismo era su destino, sabía que un día estaría allí y viviría ese momento, momento que ahora era verdad. Pero que no sucedía. Creía que todo estaba en sus manos, creía tener el control, ¡pero no! Se había equivocado.

-          Ábreme por favor; gemía.

Su vida había sido exitosa, pues había elegido asertivamente su accionar, sabía que era el mejor entre los mejores, pues había aprendido bien; manipulaba las emociones de los demás como nadie y se sentía muy confiado de esta; su habilidad, como él lo decía, su don. Escogía muy bien a sus amigos, descubría sus puntos débiles y se aprovechaba de estos. Siempre con una sonrisa fingida. “Lo verdadero es solo un momento de lo falso” se repetía y así pasaba su vida entre emociones y sentimientos fingidos. Ya no sabía que era real y que era fantasía; pues su mente jugaba con sus sentidos. Empezaba a enloquecer.

Y ahora el destino jugaba con él, así como él había jugado con el destino. AMOR, si que cruel y maravilloso sentimiento, jajajajaja… ¿sentimiento? Pero, ¿qué es un sentimiento?; ¿algo que se siente? Jajajajaja… pues no sé qué es eso decía; no sé qué es eso, peor aún no sé que siento; quizá solo me miento y aún sin querer hacerlo ahora juego con ella.

Sabía que había llegado al fondo…

-          Ábranme la puerta gemía, por favor abre. Tú ganas; este mundo es una mierda, yo soy una mierda. Ábreme por favor, decía. Y la lluvia con sus gemidos ahora dormía.

Jajajajaja jajajajaj jajajaja un ataque de risa invadió su corazón… jajajaja jajajaja… parecía un crío que se burla de la desgracia de un amigo. Jajajaja. Se puso de pie, miro a la puerta lleno de rabia y orgullo y le dijo:

-          Así que era eso, en verdad crees que soy tan bueno? Creer que estoy frente a ti, llorando y gritando desesperadamente para que me lleves contigo; y crees que es una farsa, un show, un simple teatrito. En verdad crees que te estoy manipulando. Jajajajaja no crees que me sobrestimas demasiado.

Que juego tan bizarro este; no es sino otra cosa que un circulo vicioso maldito. No esperaba nada menos de ti maestro. Algún día volveré a esta puerta y no suplicaré. Será un día lejano o cercano, no lo sé; pero si sé, que si regreso lo haré con las llaves del abismo.

Se dio media vuelta y se marchó; y como siempre lo había hecho una sonrisa su rostro dibujó.


:Panch0:


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