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jueves, 20 de septiembre de 2012

DEJA DE SER BURRO!!! HOY ES JUEVES CULTURAL X:


Continuando con los jueves culturales, hoy les comparto este artículo: EL LOCO de Wiliam Ospina... espero lo disfruten...
"De las ruinas del hombre trivial se alzó de pronto el héroe. Y lo que este héroe tenía de novedoso es que el heroísmo no era su condición natural, como la de Aquiles, […] Sigfrido, […] Rolando, […]; o de tantos otros privilegiados […], sino que contaba apenas con sus pocas fuerzas, un caballo flaco, un vecino crédulo, un lenguaje copioso y una imaginación invencible".William Ospina

"¿No nos había enseñado desde siempre la religión a creer en hechos fantásticos: ángeles y demonios, milagros de santos, paradojas de Dios? ¿No formaron los cuentos de hadas alrededor de las cunas una niebla de criaturas mágicas y objetos fabulosos? ¿No bastaba la noche cíclica para llenar de peligros y de sueños el mundo? Era evidente por todas partes la necesidad de justicia, de generosidad, de bondad, de heroísmo. ¿Cómo resistir a la tentación de darle un sentido nuevo y digno, admirable y benéfico, a una vida que parecía acabada?
De las ruinas del hombre trivial se alzó de pronto el héroe. Y lo que este héroe tenía de novedoso es que el heroísmo no era su condición natural, como la de Aquiles, casi invulnerable hijo de una diosa; como la de Sigfrido, bañado en la sangre del dragón y ayudado por una espada invencible; como la de Rolando, hombre de fuerza prodigiosa; o de tantos otros privilegiados por un manto para hacerse invisibles, por un potro con alas, por un anillo mágico, sino que contaba apenas con sus pocas fuerzas, un caballo flaco, un vecino crédulo, un lenguaje copioso y una imaginación invencible.

No surgió de la mitología ni de los cuentos de hadas: era un hombre corriente brotado del corral y de la despensa; no dejó nunca de moverse en el mundo que percibimos como real, en una región especialmente yerma, en tiempos donde había perdido ya prestigio el heroísmo, y sin embargo fue labrando con esos ordinarios materiales un destino extraordinario.

Alguna vez yo deploré que sus aventuras nos fueran presentadas sólo como delirios. Me pareció que eso las hacía inferiores a las de Ulises o Teseo o el muchacho de los Nibelungos, presentadas como realidades. Pero todo es fantástico: el recuerdo de un hecho cotidiano tiene la misma sustancia que el recuerdo de un sueño. Y los pueblos prefieren la ficción. Creen más en los dioses que en los protones, más en la magia que en el bosón de Higgs, más en los milagros que en los periódicos.

Pero tan asombroso como mostrar a Circe convirtiendo los hombres en cerdos, o a los vientos escapando de las alforjas y abatiéndose sobre los barcos en tempestad, es que los humanos podamos creer profundamente en esas cosas. Tan conmovedor como Dios mismo es que los humanos crean en él. Tan admirable como postular la existencia de tres millones de dioses, es que en el Indostán más de seiscientos millones de personas crean en ellos. Tan milagrosa como nuestra percepción es nuestra fantasía, y tan increíble como descifrar las leyes de la naturaleza es atreverse a desafiarlas, a menudo con éxito.

Sólo por creer en dioses los hombres fueron capaces de crear el Partenón y la Odisea, las catedrales góticas y el Ave María de Schubert, los millones de templos del Indostán y la leyenda de que el niño Khrisna tiene el universo en su boca.

Este héroe de novela es, entre tantas cosas, el símbolo de nuestra conmovedora capacidad de creer. Nos revela que de la fe en la bondad humana puede surgir la bondad humana, que de la fe en la justicia bien puede nacer la justicia, que de la fe en la magia ha brotado sin duda mucha magia.

El mundo no sólo está lleno de las guerras de los traficantes y de la corrupción de los políticos, de la avidez de los banqueros y de la crueldad de las cárceles; también está lleno de la lucha por la justicia, del esfuerzo por alcanzar la igualdad, del sueño de un mundo más imaginativo y más generoso.

Y eso no impide que hasta en la cabina de un avión, a diez mil metros de altura, uno tienda a decirse que es evidente que las cosas pesadas no pueden flotar en el aire; que cuando entramos en los supermercados a obedecer las órdenes de la publicidad, seamos capaces de decirnos que no existen los poderes que manipulan a las muchedumbres; que en el centro incomprensible de este universo lleno de elefantes y de tableros de ajedrez, de música y de matemáticas, de abejas que hacen miel y telescopios que exploran el pasado, en este universo lleno de virtudes y de crímenes, de belleza y de electricidad, de enigmas y espejismos, muchos declaren que no existe el prodigio.

Dicen que Cervantes inauguró nuestra época. Lo cierto es que le dio a un humilde hijo de vecino el derecho a ser héroe y a ser mártir, maestro y predicador, filósofo y artífice de fantasías, e inventó un tipo de locura que se confunde con la santidad y con la sabiduría. Hizo que ese hombre dijera que un diente vale más que un diamante, puso a ese caballero endeble a ganar fuerzas por el influjo de un amor irreal, y nos demostró que un sueño puede enseñarnos más que muchas realidades, y que un soldado viejo y pobre encerrado injustamente en una prisión infecta puede ser el escogido por la historia, antes que los príncipes y los generales, que los pontífices y los potentados, para ser el espíritu que descifre una época". William Ospina
:Panch0:

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