Powered By Blogger

jueves, 18 de octubre de 2012

GEÓLOGO

Últimamente ando medio flojo de inspiración, no sé que me pasa ando durmiendo mucho y no voy a clases solo por dormir, además estoy estresado porque tengo que aprobar un plan de Tesis yaaa, y como no tenía ideas pero en fin este blog debe seguir publicando y ya que no se me ocurre nada, les voy a compartir algo  sobre los geólogos, y como mi buen amigo el Pancho que también escribe en este blog es Geólogo y como siempre me ha gustado verle las huevas por ser un señor de la tierra, pues le dedico el post y en fin a todos los geólogos OK :)

GEÓLOGO



Los geólogos son “científicos” con una obsesión antinatural por las rocas y el alcohol. Puesto que son demasiado inteligentes para dedicarse a ciencias monótonas como la biología, la química o la física, dedican su tiempo a preocuparse por el lodo, meterse en volcanes, meter las narices en fallas, recolectar polvo de debajo del tapete, y otras cosas de alto riesgo, como colorear.

Una de las principales dificultades al comunicarse con ellos es su creencia que son seres perfectos, de que un millón de años es "poco tiempo", y el hecho de que sus cabezas son más duras que las rocas que estudian. Consecuentemente, conceptos tan abstractos como “la mañana del martes” y la hora del almuerzo son completamente ajenos a su comprensión (esta dificultad genera problemas particularmente cuando se trata de explicarle a la novia/novio/cónyuge por qué “te demoraste tanto tiempo” o por qué algo “tarda tanto en ocurrir”.) Pero aún así, ni los geólogos se pueden comunicar con una persona aún más enajenada, un astrofísico, que utiliza periodos más largos, si es que utiliza tiempo.


GEÓLOGOS Y POLÍTICA



Los geólogos son en general apolíticos, ya que tienen la sensación de que los Izquierdistas y los Derechistas son tan solo una prueba más de la lentitud de los procesos evolutivos. Además, tienen la tendencia de importarles un carajo muchos de los temas políticos álgidos, tales como el cambio climático antropogénico, dado que cada uno de ellos puede mencionar al menos otros veinte eventos geológicos que nos borrarán de la faz de la Tierra mucho antes de que aumenten los niveles del mar o el aumento en la actividad de los huracanes sea una molestia. 

Si lograran estar sobrios durante el tiempo suficiente, los geólogos podrían encontrar errores geológicos en todas las discusiones políticas acerca del uso global de la energía, los precios del petróleo, las políticas en el Medio Oriente, los tratados de libre comercio, etc. También se dan cuenta de lo mal que está Hollywood al representar a la geología en particular y a la ciencia en general, en las películas y en cualquier noticiero. En resumen, al tratarse de política, a ellos les importa un carajo. Ellos preferirían estar metidos en un desierto viendo arena de playa de hace 200 millones de años.

GEÓLOGOS Y LAS PELÍCULAS



Los geólogos en las películas no se parecen en nada a los reales. Por ejemplo, en una erupción volcánica o un terremoto catastrófico, a ningún geólogo le va a importar un rábano el rescate de un perro, aunque le pertenezca al hijo del/la protagonista. Él o ella estarán mucho más preocupados por la mineralogía de la ceniza cayendo del cielo, la viscosidad del flujo de lava y su movimiento sobre el sustrato (que puede incluir o no un pueblo). Aparentemente inmunes a los efectos asfixiantes de la ceniza que transforma a los pulmones normales en piedra, el geólogo saltará felizmente alrededor de los campos de lava con una cámara, tratando de tomarle una buena foto a un tubo de lava.

No sólo los dinosaurios son más geniales que los geólogos, sino que típicamente no se parecen a James Bond, y en general son demasiado sucios como para pasar por un sofisticado inglés. Sin embargo, hubo una representación acertada de un geólogo en una película de medio pelo. En “El Viaje del Monstruo Lunar”, el minerálogo se transforma en un monstruo devorador de carne humana, por la noche. Se cree que esto les ocurre comúnmente a los minerálogos. Sin embargo, es un hecho bien establecido que los geólogos de campo son más candentes que el magma. Los detalles no son bien conocidos debido a que los geólogos de campo tienden a estar en comisión la mayor parte del tiempo, donde sólo otros geólogos de campo logran ver lo candentes que son.

Otra excelente representación de un geólogo se da en la taquillera película de Hollywood “El Núcleo". En esta película ampliamente conocida, el gobierno de los Estados Unidos ha detenido la rotación del núcleo terrestre (el núcleo externo líquido magnetizado, al menos) por el uso de ciencia siniestra “clasificada”, y debido a la inminente destrucción del planeta que se avecina debido a las tormentas súper violentas y a la inundación global, etc., los poderosos Gringos creen que deben reiniciar la revolución del núcleo a través de una explosión termonuclear, obviamente. Para administrar dichos explosivos, se utiliza una nave hecha de unobtanio, una aleación poco creíble, digo, poco disponible, (esta película no se debe considerar para nada como una alegoría acerca de las políticas de Estados Unidos hacia el resto del mundo en este momento, ¡en serio! Bueno, está bien, me atraparon, sí lo es) es suficiente decir que todos vivieron felices para siempre después que los pocos miles de millones de toneladas de material del núcleo externo simplemente se adaptan, sin ninguna consecuencia ni vulcanismo posterior secuencial, las maravillas de ser geólogo (Anotación: El supuesto “geólogo” es en realidad un sismólogo, lo que es totalmente diferente. Los sismólogos estudian como se propaga la energía a través de la tierra y en realidad les importa muy poco las rocas. Ellos además no beben cerveza ni medianamente tan bien como un verdadero geólogo, además, ese asunto de “tocarle la trompeta a un pedazo de granito”… como que no).

Los geólogos también aparecen en “Armaggedon”, aunque un verdadero geólogo nota rápidamente como se reactiva la gravedad en el asteroide cuando los perforadores (tipejos con ínfulas de geólogos) empiezan a botar los tubos de perforación.

Un muy buen ejemplo de un geólogo retirado se puede ver en “Six Feet Under”. Él se casó siete veces y al final se volvió loco.



Otro geólogo típico de la televisión es el personaje de South Park Randy Marsh, el padre de Stan Marsh. Randy Marsh se llama así por Randy Parker, el padre del creador de South Park, Trey Parker, quien también era geólogo. Randy muestra muchas tendencias típicas de los geólogos, tales como ser llamado un ‘científico’ , así como tener un problema con la bebida.

GEÓLOGOS Y LA HISTORIA



La geología empezó en Linares, México en 2040 D.C. cuando el célebre físico matemático Pepe le Bright construyó una máquina del tiempo, y viajó a Escocia a darle la idea a James Hutton. Hutton entonces fue a las Islas Galápagos (casa de Bowser a.k.a. Koopa) a darle la idea a Charles Darwin. Hutton entonces inventó el volcán, y nació la geología moderna. Isela Prieto Rico, una de las pocas geólogas famosas, se hizo famosa cuando descubrió la P de Pirita en una expedición al Brasil. 

Subsecuentemente, mientras Maxwell estaba distraído discutiendo con D. Niels acerca del verdadero lugar en la historia de la montmorilonita, Fred y Mark Barnemer, Dino Frey y W. Stinnesbeck robaron la máquina del tiempo, y desde entonces la han utilizado para observar las muertes de reptiles marinos por emisiones hidrotermales y ubicar dónde serían enterrados, para despues ir a "encontrarlos" de hecho, siguen haciéndolo hasta hoy en día. Esta es la razón por la que los nombres de Barnemer, le Bright y Niels, se pueden ver en cada publicación que trate minerales y el porqué sus escritos publicados superan los doscientos títulos, sin contar discusiones, revisiones, más de 1000 resúmenes, además de ser autores de los libretos de varios de los programas de infomerciales y compras por televisión, incluyendo la crema de baba de ammonoidea en su tiempo libre. Se dice que Fred y Mark se juntaron con Dick Ni, para sabotear la máquina, asi como la reunión de MINEVAL.

GEÓLOGOS Y  EL ALCOHOL



Hay una cantidad considerable y que sigue aumentando de literatura científica que sugiere que los geólogos son, de hecho, la primera forma de vida basada en alcohol. Debido a un desbalance crucial en los niveles electrolíticos de su sangre, (posiblemente causados por sobreexposición a malas bandas de rock) la mayor parte de ellos encuentra necesario ingerir vastas cantidades de bebidas alcohólicas en cada oportunidad que se presente. Si alguna vez el lector encuentra un geólogo sobrio después de las 6 pm, dicha persona es un impostor: posiblemente un extraterrestre; probablemente un geofísico o lo que es mucho peor, ingeniero geólogo. El alcoholismo es una enfermedad socialmente aceptable, e incluso beneficiosa, para un geólogo activo. El signo más representativo de un verdadero geólogo es su capacidad de dibujar una representación esquemática sistemática, con leyenda de colores, de la distribución global de la buena cerveza, utilizando nada más que un portavasos gastado y una colilla de cigarrillo. Nota: los geofísicos empiezan a beber después de las 8 pm. Por ende, la frase “no soy un alcohólico, soy un geólogo” se ha hecho bastante común en muchos cuerpos estudiantiles para explicar su metamorfosis de una forma de vida basada en carbono a una basada en alcohol.

Otros temas de conversaciones pueden incluir: una consideración detallada de los méritos relativos de las diferentes marcas de ginebra (incluyendo aquellas que solo se pueden denominar “ginebra” como sinónimo de “combustible para lámpara incandescente” y que podrían verse mal en las formas de evaluación de riesgos); el hecho de si una resaca es muy útil o absolutamente esencial para la práctica correcta de la geología en campo; y cuántas cajas de cerveza son necesarias para que el todoterreno promedio ruede/pierda su eje trasero/se incendie espontáneamente. Se ha observado que los estudiantes de pregrado de geología son  azotados con cordones de plancha por sus profesores si no participan en las sesiones de bebida nocturnas durante las salidas de campo. Regresar a la Universidad sin dolor de hígado es mal visto por la mayoría. Las mañanas de campo casi siempre son energizadas por café, sin embargo, el agua es opcional durante su elaboración, y no se ha reportado el uso de filtros. En ausencia de agua, el café se preparará con la cerveza remanente. En ausencia de cerveza, puede usarse vodka, whisky, ginebra o tequila; también se puede masticar el café molido seco. Esta tal vez es una de las razones principales por la que es imposible comunicarse exitosamente con un geólogos en la casas.

El alcohol es también esencial durante las actividades de campo, ya sea en las discusiones científicas nocturnas o al acampar en climas fríos. El alcohol se usa como una fuente esencial renovable para temas de conversación interesantes o iluminados, y para sobrevivir en climas fríos como un combustible líquido de “combustión interna” humano. Se sabe de geólogos que han sobrevivido con media botella de whisky en el medio del desierto a temperaturas muy por debajo del límite de congelamiento. 

El alcohol es un compañero y herramienta indispensable en (y fuera del) campo, tan importante como el martillo geológico, la brújula Brunton o la lupa. En años recientes, los geólogos se han inclinado a ingerir ajenjo o absenta, para ayudar a sus esfuerzos de pensar cada vez más como una roca. La forma apropiada de beber absenta es en un trago conocido como esquisto verde. Este trago se prepara sirviendo un trago en un vaso a través de una cuchara para absenta que contenga un cubo de azúcar. Después, prenda fuego al cubo de azúcar. Cuando se haya quemado, mézclelo en la taza con la cuchara, y consuma el trago (NO sustituir con una aplita). Añádanse tres partes de agua helada (preferiblemente de un glaciar en retroceso) y obsérvese como la absenta se retuerce en el agua y el azúcar. Precaución: no tomar más de cinco de estos tragos en una sola sentada. 

Se recomienda también ÚNICAMENTE confiar en las geólogas que se encuentren bajando tragos de absenta en un bar. Valga de advertencia. La mayor parte de los geólogos empieza como estudiantes prometedores, y luego son víctimas de sujetos problemáticos durante sus estudios superiores, lo que los transforma en drogadictos, lo que los lleva a interesarse en la mugre, y en la mugre solidificada, a veces llamada “roca”. En algún punto en el futuro, cuando despiertan de su viaje de drogas con un título y los deseos de dirigirse hacia el Oeste, donde están regalando el dinero (nótese que los geólogos siempre están orientados hacia el oeste, como el musgo). Ellos se ven obligados a abandonar su estimada adicción a las drogas ilícitas y se transforman en alcohólicos. Como una mariposa, pero con barba y pelos en las orejas.

Aunque muchos expertos en nutrición lo dudan, los geólogos también ingieren alimentos convencionales. De hecho, salvo por la constante ingesta de alcoholes de todo tipo, su dieta normal no difiere mucho de la del resto de humanoides. Sin embargo, su dieta cambia radicalmente durante sus trabajos de campo, pasando ésta a estar constituída casi exclusivamente por Chocolates, atún, Snickers, maní y tostado,  y barras energéticas (los más sofisticados, sobreviven a base de frutos secos y atún). En trabajos de campo, la ingesta de alcohol (especialmente, cerveza) obviamente se dispara hasta límites inhumanos. Es notoria la capacidad faquírica de los geólogos en campo, limitando habitualmente su ingesta al desayuno y la cena (con el máximo desequilibrio dietético imaginable). 

Constituye entre los geólogos un reto y un motivo de competencia no declarada el tratar de espaciar dichas comidas lo más posible. Existe un consenso notable entre los nutriólogos el atribuir esa capacidad faquírica al hecho de estar su forma de vida basada en el alcohol y que, por lo tanto, su dieta se rige según parámetros muy distintos a los del resto de humanoides.

Se atribuye al elevado nivel del alcohol en la sangre de un geólogo, lo cual contribuye a su distintiva configuración cerebral, al hecho que, por ejemplo, ante una cazuela en que se acaba de cocinar spaguetti para nueve cuyo contenido ha sido accidentalmente derramado por el suelo al tratar de vaciar el agua, todos los comensales se preocupen más de la posibilidad de hallar semejanzas entre los spaguettis derramados y las lavas cordadas de Hawaii que por la posibilidad de haberse quedado sin cena a la una de la magrugada. 

GEÓLOGOS Y LA REPRODUCCIÓN



El asunto de mes tras mes de trabajo de campo en sitios remotos ha llevado algunas peculiaridades evolutivas interesantes dentro de esta especie. Acompañado solo de rocas y alcohol, con muchas largas noches que eliminan la posibilidad de las primeras, y dejándolos solo con lo segundo, los recursivos geólogos ocupan su tiempo interrelacionándose con otros geólogos. Durante este periodo, los próximos geólogos(as) ganan sus “alas” (o más apropiadamente, su “martillo”) al cumplir una o más de los siguientes requisitos:

a) Salir con un(a) colega geólogo(a) o geofísico (a).
b) Dormir con un(a) colega geólogo(a)o geofísico (a).
c) Tener un romance con un(a) geólogo(a) o geofísico (a).
d) Tener un romance con un(a) estudiante de geociencias.
e) Casarse con un(a) colega geólogo(a) o geofísico (a).
f) Casarse con un(a) estudiante o antiguo(a) estudiante de geociencias.
g) Salir/casarse o tener un romance con un(a) perforista.
h) Casarse con un(a) proveedor(a) de alcohol.

Las combinaciones o múltiples repeticiones de los requisitos anteriores terminan en el verdadero adiestramiento de un geólogo o geóloga. Una encuesta informal llevada a cabo en veinticinco de los treinta principales programas de geología de América Latina y España demostró que el 84% del cuerpo de profesores y el 78% de los estudiantes de pregrado cumplían al menos con dos de los anteriores requisitos. 

Del profesorado de planta entrevistado, el 98% cumplía con al menos tres de las anteriores.

Otro estudio revela que muchas "geologas" son madres solteras y/o se embarazaron durante la carrera.

Otro dato curioso, el 90% de las estudiantes de geología, en sus últimos semestres para concluir sus estudios dejan de arreglarse totalmente y optan por parecer como La Chimoltrufia.

En cuanto a sus tendencias sexuales, el 70% confiesa sentirse sexualmente atraído por individuos del sexo opuesto, el 50% por su mismo sexo (nótese el traslape), y el 100% por diversas rocas, minerales o fósiles. 

Como la variedad de éstos es enorme, puede afirmarse sin temor a equivocarse que los geólogos registran la mayor diversidad en orientación sexual interprofesional. Asimismo, la atracción sexual hacia individuos u objetos geológicos aumenta exponencialmente de forma directa según el tiempo que lleven ininterrumpidamente en el campo, de forma que un reconocido amante de los granitos puede sentirse antinaturalmente atraído por un belemnite o por una bella asociación fosilífera del Pérmico, entrando de lleno en el sexo grupal sin ninguna dificultad. 

Sin embargo, la atracción sexual suele manifestarse de forma platónica en rocas, minerales o fósiles, lo que lleva a muchos a ignorar por completo la presencia conspícua de individuos humanos en plena disposición para un acostón campestre. Para quienes pasan de la atracción platónica a la acción, existen sex shops especializadas (con amplia variedad de minerales prismáticos, arcillas expansivas y fósiles de las más diversas épocas geológicas, incluyendo la fauna de Ediacara), visitadas asíduamente por geólog@s disfrazad@s de ingenier@s o geógraf@s, constituyendo la única ocasión en que semejante indignidad es socialmente disculpada en la tribu. Una de las fantasías sexuales más recurrente entre los geólogos es visualizar la formación de turbiditas, y cada vez más turbiditas, más turbiditas... aaaaahhh!

LA GRAN CONTROVERSIA GEÓLOGO- INGENIERO



Los geólogos, protegidos por sus estimativos imprecisos, han entrado desde siempre en conflicto con los ingenieros  y su necesidad de una respuesta definitiva y cuantificable desde la construcción de las pirámides.

Los antiguos ingenieros egipcios habían determinado que la construcción de la Gran Pirámide requeriría de 6961105709.356732519874886510 toneladas métricas de roca. Los geólogos bostezaron y discreparon. Cuando al final sólo fueron necesarias 6961105709.356732519874886509 toneladas métricas, los geólogos sonrieron burlonamente y dijeron “te dije que tus cálculos estaban mal”.

Los geólogos al haber comprobado que estaban en lo correcto, así como su absoluta y completa superioridad, han sido envidiados por los ingenieros desde ese día celebérrimo. Hasta el día de hoy, la distinción entre ambos es bastante simple: un ingeniero es un geólogo al que se le ha removido los sesos y/o las gónadas.

La geología, siendo un arte al igual que una ciencia, siempre ha desconcertado y preocupado a los ingenieros, de ahí las armas defensivas de ellos, como protectores de bolsillo, reglas de cálculo, medias negras y eventualmente computadoras. Pero ninguna de estas ha sido rival para el martillo geológico, la lupa y la brújula Brunton (Nótese que la palabra Brunton ni siquiera fue incluida en el corrector de ortografía de Word por los ingenieros de Microsoft).

Mientras los geólogos han provisto a la Humanidad con fuentes masivas de energía tales como el carbón, el gas y las flatulencias, los ingenieros han sido relegados a apenas diseñar tanques para contener estos recursos naturales. Los geólogos además viven más tiempo que los ingenieros, quienes aburridos de su lastimosa existencia muchas veces cambian la ingeniería por la gerencia operativa y entonces tienen que lidiar con los geólogos, que se han hecho expertos en lanzar carnadas a los gerentes, un complejo arte que consiste en decirle a los gerentes casi lo que quieren saber pero en una jerga técnica y especializada para causar episodios menores de inestabilidad mental, periodos de alucinación, seguidos por depresión e incontenibles ansias por ingerir sus propias heces.

Muchos ingenieros terminan sus días en pequeños cuartos sin ventanas jugando con un radio de aficionados o tratando de lograr que un computador nuevo funcione con DOS. Los geólogos, por medio de su intelecto vastamente superior y su sabiduría inconmensurable, muchas veces sortean la fase de gerencia operativa, y simplemente son llamados para sentarse en las mesas directivas de las compañías, mientras que los ingenieros aún tienen que de hecho hacer algo para ganar dinero. Ahora, existen estas extrañas cosas tipo combo de Mc Donald's que no tienen ningún sentido para un geólogo típico: El “Ingeniero” Geotecnista y el Ingeniero “Geólogo”. El problema con estos personajes es que nunca encajarán verdaderamente en ninguna parte. Ellos quieren ser reconocidos tanto como geólogos así como ingenieros, pero esto es imposible por antinatural.

El lado con retención anal ingenieril generalmente surge cuando hay un geólogo en la sala, y la risa de barriga cervecera se revela en cada reunión de oficina, lo que intimida a los ingenieros. Los dos mundos simplemente no deberían mezclarse. Las pobrecillas criaturas nunca pudieron imaginárselo. Algunos eligen ocultar su alter ego, pero una vez se instala ese tipo de función cerebral en la cabeza, ya nunca se puede regresar. Siempre es posible identificar al ingeniero geólogo extrovertido en una multitud. Él (o ella) será el que esté viendo tus zapatos mientras te habla.

Un caso particular de dicho conflicto lo constituye el ingeniero de minas. Generalmente, se trata de casos tristes de individuos que no tuvieron capacidad para ser geoólogos ni ingenieros civiles, por lo que tienden a tener la necesidad de demostrar algo. Ello los orilla a exhibir la más patética arrogancia cada vez que se hallan frente a un geólogo o a un ingeniero auténtico, sin reparar en que sólo son capaces de mandar extraer lo que un geólogo descubrió, y justifican su triste existencia tratando de hacerles la vida de cuadritos a los geólogos al mismo tiempo que tratan de hallar la cura definitiva para su estreñimiento crónico, sin éxito. Jamás un ingeniero de minas (que no sea también geólogo) ha descubierto nada que valga la pena mencionar, y están destinados a pasar su jubilación maquinando planes, a cuál más fantasioso, para exterminar a los geólogos y a los ingenieros civiles, terminando sus días dopados con ansiolíticos para paquidermos.

¿COMO HACERSE GEÓLOGO?



Para conseguir empleo como geólogo primero debes encontrar alguien dispuesto a contratar a uno. Esto, como bien puedes imaginar, es en realidad bastante difícil. Para prepararse uno podría de hecho aprender geología antes en la universidad y después buscar trabajo en la misma universidad.

Un segundo método, bastante más práctico, es saltarse la universidad y simplemente ir a observar algunos geólogos trabajando y tomarle práctica. Luego ir alguna compañía minera canadiense o de perdido en PEMEX para que te contraten. Sea como sea, antes de ser empleado podrías ser entrevistado por el personal científico de la compañía, así que asegúrate de incorporar en la conversación frases como "MUCHOU GUSTOU CONOCERLOU", "AI LAIK YU" y H2O aunque no van a saber lo que es, pero pensarán que sabes mucho.

Particularmente debes estar consciente del “Método Geológico”. En pocas palabras, parece ser que se trata de ir algún lugar de donde estén sacando minerales o petróleo (los geólogos lo llaman “hallazgo”) y conseguir que alguien (conocido como “consultor”) riegue la voz de que fuiste tú quien inició todo el asunto. Finalmente, deben buscarse quienes promocionen el asunto. Esto te convertirá en un activo invaluable para la compañía. Si sigues estos pasos terminarás siendo ayudante del ayudante del Gerente de Exploraciones muy pronto y ya no tendrás que tratar para nada con la geología.

Sin embargo, conseguir el título universitario de geólogo normalmente requiere haber cursado estudios universitarios, o bien haberlo comprado en Santo Domingo, D.F. Ésta es una formalidad pues, por lo general, el geólogo nace, no se hace. Aquéllos sin predisposición natural a la ingesta alcohólica o a las caminatas absurdas suelen abandonar la carrera entre el primer y tercer semestre (la primera salida al campo de más de dos días devasta su mente y físico), ejemplificando con ello los procesos de selección natural.

Ocasionalmente, algunos de estos individuos logran superar los estudios, pero acaban por dedicarse a disciplinas innobles o al mero trabajo de laboratorio. No hay padre o madre decente (o sea, que no sea geólogo o con aptitudes para la geología) que desee que un hijo o hija se dedique a la geología, y éstos suelen tener problemas para convencerlos de que la geología es una ciencia y no una desviación sexual compulsiva o patología mental socialmente vergonzosa.


Los hijos de geólogos suelen dedicarse a cualquier otro tipo de trabajo a causa de los traumas infantiles infligidos por su progenitor(a) geólogo(a) a base de martillarles el cerebro con el Sistema de Dana, la fauna de Ediacara, las costillas de los trilobites o la clasificación de las rocas ígneas.

Sin embargo, la predisposición genética a la geología hace que el deseo de convertirse en geólogo(a) salte una o dos generaciones. No confundir la enfermiza atracción de los niños hacia los dinosaurios con una predisposición hacia las Ciencias de la Tierra: eso es como confundir a la Pantera Rosa con un interés hacia la zoología; si algún progenitor ingénuo, no advertido por el sentido común de los riesgos que entraña la geología, cae en dicha confusión y anima imprudentemente a sus vástagos a cursar la carrera de geología, sepa que puede infligirle daños cerebrales y renales irreparables, convirtiéndolo así en fan de Enrique Iglesias.


EL RECLUTAMIENTO DEL GEÓLOGO O LA TRAMPA GEOLÓGICA



Existen varias formas en las que se puede formar un geólogo; la mayoría de ellas espantosas y bastante antinaturales. Empieza con una introducción a las rocas por parte de alguna otra alma perdida. Aquí se listan unos cuantos de sus métodos:

1. Típicamente empieza en una Universidad de tercera categoría cuando un desprevenido estudiante de pregrado es atraído al Departamento de Geología por rocas “bonitas”. “¿Te gustan?” “¡Hay más de donde vinieron esas!” señalan ellos… él o ella estaban siguiendo alguna carrera en periodismo o arte que desde el principio no tenía ningún futuro, que requería cuatro créditos en ciencia por la misma razón, así que decide tomar el curso de Geología. Craso error.

El curso intoductorio que esta pobre alma tuvo que soportar junto con varios estudiantes de kinesiología y mercadeo que también decidieron tomar la clase de ciencia “fácil”, con un libro llamado “Tierra” o “Planeta Azul” u otra porquería por el estilo, que tiene definiciones para palabras como “clima” y “tiempo atmosférico” que estos futuros profesores de educación física y economistas suicidas no podrían comprender. Y el periodista/artista saca una A-. Genial. ¿Seguir por esta línea, no? Luego viene la mineralogía, y la venta de tu alma a Satanás, alias Halliburton (o BHP), tiene muchos nombre… de acuerdo con la paleontología, como descubre este estudiante, Satanás no es real, o posiblemente es un Conodonto, que ahora está fosilizado y es incapaz de causar daño, e igual, ¿qué diablos es un conodonto?

Finalmente terminan a este estudiante con un festival pagano llamado “Salida de Campo” y una clase de Geología Estructural para “redondearlo” (la redondez promedio es subangulosa). El estudiante soporta trigonometría sin fin y mediciones arbitrarias junto con mucha arenisca. “¿Qué se hicieron las rocas bonitas?”, murmura el estudiante. Lo siento mucho, cariño, pero no están aquí. Este es el desierto. Eso que ves ahí es un cactus venenoso. Este pueblo solo tiene un bar con cuatro cervezas gringas. Nada suficiente para satisfacer el alcoholismo abrumador que se introdujo en la vida del estudiante en algún momento entre la azurita y las fallas lístricas. Y este es solo el comienzo. Siente el terror.

Retiro de la industria médica, de salud mental o de alta tecnología para regresar a la escuela. Ahora tienes entre 30 y 40 años, tu forma de vestir está atrasada en por lo menos 20 años y ya sean los microchips, una amenaza de José, el adicto que se automedica, obsesivo compulsivo y ninfomaníaco o el flujo constante de cadáveres te animó a estudiar rocas. Tranquilidad. O eso es lo que tú crees. Pronto estarás preguntándote en qué dirección fluían las paleocorrientes de una duna de 0.05 metros en alguna parte en lo alto de una meseta. Pero el aire puro le hará algo de bien a tu alma cansada. Rayos, ni siquiera tuvieron que convencerte con esas cosas brillantes y rocas bonitas.

La más bizarra y horrenda mutación que se ha encontrado hasta ahora de un ser humano normal a un geólogo es el erudito académico. Los detalles son todos demasiado horribles. Un profesor de matemáticas. Rocas. Es todo lo que deben saber.

¿CÓMO RECONOCER A UN GEÓLOGO?



- Principalmente alguien que se la pasa en su tiempo de mierda sacudiendo piedritas en un pedazo de lodo pero, claro, con su cepillito (¡ojo! los arqueólogos también lo hacen; el alto consumo de alcohol también entre éstos dificulta a veces distinguir entre unos y otros).
- Alguien que dice que lamas una roca sin implicar connotaciones sexuales

- Alguien que ha tenido que explicar ante la seguridad del aeropuerto que su martillo Estging no es un arma sino un instrumento de trabajo geológico.
- Alguien que bebe antes, durante y después de una salida de campo
- Lupa, brújula, navaja, esposas, etc., amarradas alrededor del cuello con una cuerda.
- Alguien con barba y sandalias… Jesús era geólogo.
- Toma fotos, solo incluye a las personas como escalas, y tiene más fotos de monedas, martillos geológicos y cubrelentes que de su familia.
- Alguien con una colección de latas/botellas de cerveza que rivaliza en tamaño con su colección de rocas.
- Alguien que entrenó a su hijo para conocer la Tabla del Tiempo Geológico y para reconocer minerales antes de aprender a caminar.
- Muchas veces tiene una cola de caballo (aplica para geólogos con escaso pelo y geólogas).
- Alguien que considera un “evento reciente” cualquier cosa que haya pasado en los últimos cien mil años.
- Alguien que lame y/o raya y/o olfatea las rocas, e incluso en el caso del caolín se come las rocas para comprobar que es perfectamente seguro, además de delicioso.
- Alguien que come mugre y aduce que está “estimando el tamaño de grano”.
- Alguien que te cuenta asombrado que cosas como el chocolate contienen piedras.
- Alguien que cruza voluntariamente una autopista de ocho carriles a pie para determinar si los afloramientos son los mismos a ambos lados.
- Alguien que ha caminado más de diez kilómetros para ver una cerca rota que fue “desplazada por un terremoto reciente”.
- Alguien que dice “este va a ser un excelente regalo de Navidad” mientras recolecta rocas.
- Alguien que contrata asistentes estudiantiles con la apariencia de correr más lento que él, para que un tigre u oso se los coma primero.
- Alguien que tuerce la boca cuando su congénere pretende comprar una van en lugar de un todoterreno con doble tracción y una amplia caja capaz de contener toneladas de sedimentos.
- Sus bolsillos tienden a estar llenos de pequeños trozos de roca.
- La colección de rocas ocupa el cuarto extra de la casa.
- Tienen más pares de botas para montañismo que de zapatos.
- Cuando esté en la playa recolectará conchas y tratará de explicarte las marcas musculares en ellas.
- Alguien que prefiere explicar la secuencia de eventos mostrada en una pared de un acantilado que tomar el Sol.
- A menudo explica como su café alicorado con crema batida se asemeja a un complejo ígneo estratificado, o cómo el comportamiento de la leche vertida en el té se asemeja a los flujos turbulentos de sedimento a partir de los cuales se depositan las series turbidíticas.
- Alguien que conoce el reino, phylum, familia, género y especie de cada criatura petrificada de la antigüedad, pero no logra recordar el cumpleaños de su esposa o el nombre de su suegra.
- Alguien que modifica su paso para que mida exactamente un metro, y así poder usarlo para cartografía.
- Sus especímenes de minerales radioactivos brillan en la oscuridad. Brillan tanto que puedes:
                                    Usarlos para leer por la noche.
                                       Iluminar el jardín de tu casa.
                                            Utilizarlos como faro para una pista de aterrizaje.
                                              Verlos desde Marte.
- Alguien que sale de un baño y te pregunta si notaste los fósiles en los lavamanos.
- Alguien que se queda durante horas pasmado en medio de una estación de tren o un aeropuerto observando la disposición "en échelon" de las grietas de tensión o los planos estilolíticos en las losas del suelo.
- Sus shorts exponen mucha más pierna de la que hubieras querido ver en tu vida.
- Alguien que mostrará especial interés en los mesones de granito de tu cocina y después de unos minutos incluso sacará una lupa antes de darles a los otros invitados una lección de petrología ígnea.
- Cuando alguien lleva una maleta muy pesada, le ayudas a cargarla y preguntas: “pero qué lleva aquí, ¿piedras?” y la respuesta es “sí, ten cuidado”.
- Si sigues teniendo dudas, pídele que te haga un diagrama explicado de un trilobite. Un verdadero geólogo buscará de inmediato su libreta de campo a prueba de agua – esta es tu oportunidad de huir.
- La frase más detestada por un geólogo es "menos da una piedra". Como todo buen geólogo sabe, lo menos que da una piedra son largas horas de inimitable placer observándola cuidadosamente, lamiéndola voluptuosamente, torturándola sin compasión, o fornicándola (en diferentes combinaciones orden).

PANCHO, SABÍAMOS QUE HABLABAS PIEDRAS PERO NO CREÍAMOS QUE IBAS A HACER DE ESO UNA PROFESIÓN: JUAN






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Terrific work! That is the type of info that should be shared
across the web. Disgrace on Google for not positioning this publish higher!
Come on over and discuss with my web site . Thank you =)
Feel free to surf my weblog ... Hainan Airlines

Anónimo dijo...

I'm gone to tell my little brother, that he should also go to see this weblog on regular basis to get updated from most up-to-date information.
Review my blog : Vietnam Airlines

Unknown dijo...

Jajaja empiezo este año a estudiar ingenieria geologica

LinkWithin