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miércoles, 22 de abril de 2015

EL FRÍO PÚBLICO ROCKERO DE QUITO

Hola gente. Saludos desde este rincón alejado del wifi La JAI

En esta ocasión quiero topar un tema que hace rato me da vueltas en la cabeza, y que espero no me gane muchos insultos de los "trues" y de los  "posers" y de los "rouquers" y todos los -ers que puede haber. Se trata de cómo el público rockero de Quito, y me atrevería a decir del Ecuador es demasiado frío a la hora de ir a un concierto.



Por algunas bienaventuranzas que han venido a mi vida, he podido ir a una gran cantidad de conciertos de metal este año. El último al que fui fue al show de Kiss, y qué les digo: un show de shows!!! usaron toda la parafernalia que se necesitaba para hacer un espectáculo de calidad mundial, fue mágico, épico, algo inolvidable que haría que el que no fuese estuviese arrepentido toda su vida.

Sin embargo la asistencia fue mucho menor a la esperada. Por ahí oí números que rondan los 10 mil espectadores, y si bien puede haber muchos factores que influyeron en esta baja asistencia. Aún es mucha gente, la suficiente para hacer un desmadre de alegría en el concierto ¿o no?

Al parecer no. Pero no importa la cantidad, podían haber ido 100 mil que creo que el problema va más allá de cantidad de cabezas agitándose al ritmo. Sino de la calidad del público, y me refiero a ser cálido, frenético, desquitar el precio de la entrada saltando, coreando y gritando de manera que el concierto sea muy ameno y tenga la fuerza que caracteriza al público rocker.

El problema como yo lo veo, nace principalmente por esa afición de la gente a grabar las tocadas en lugar de disfrutar el evento. Es bastante común, y un poco triste que pagas un dineral (porque acá en Quito no es que sean baratos los conciertos de rock) por estar en primeras filas, haces cola todo el día, soportas frío o calor, maltrato para que cuando al fin ves a esa banda que es tan especial como para que tú hayas ido y entonces empiezas a filmar con tu celular el concierto para luego subirlo a youtube y decir que estuviste ahí, hay veces que el mejor recuerdo se lleva en la mente y no en bytes.



Adicionalmente, fuese bueno siquiera que los que graban sacaran videos de calidad, pero te topas en youtube con decenas de videos en los que se mueven las imágenes por todo lado, o el sonido sale saturado en los bajos o peor sale puro ruido, y no faltan las voces desafinadas de alguien por ahí cerca que arruinan la canción jeje.

¿Vale la pena? porque además, como un celular con una cámara decente ya es casi de acceso universal, prácticamente todos se dedican a filmar, y más aún cuando suenan las canciones más conocidas o especiales de cada banda, cuando debería ser un desmadre, todos empiezan a filmar. Esto ha venido dándose en los últimos años. Yo he ido a conciertos desde los 15 años, ya no puedo ni contarlos, y antes, años antes, cuando tu celular lo que más tenía era el juego de "snake" y si querías llevar un filmadora seguramente era una de cassette, la gente iba a ver y oír la función, y era un despelote de voces al unísono, saltabas y quedabas afónico al salir del concierto, esa era una de las razones por las que me enamoré de esa vida, de ir a las tocadas y pasar un par de horas prácticamente en el cielo del metal.

Pero el avance tecnológico nos trajo este fenómeno que causa que la euforia de la gente se reduzca drásticamente. Desde hace un par de años, cada vez que voy a ver a "bandotas" que nos han visitado, salgo molesto por que no se sintió la emoción por parte del público que la banda merecía. En más de una ocasión he visto a los integrantes de las bandas tratar de levantar el ánimo, de hacer cantar y saltar a la gente, y si bien se hace todo eso, ya no es tan intensa la aclamación del público como cuando era un adolescente que iba a escondidas de mis padres a ver a mis primeras bandas en vivo.

Y en todos los conciertos de este año, han sido geniales, pero todos han tenido que lidiar con el frío de Quito, frío que no necesariamente es del clima. Un público apagado, cansado, callado. Kiss no fue la excepción, la paranoia que yo esperaba ante tan tremendo show nunca se dio, sólo pequeños espasmos de alegría cuando Stanley o Simmons hacían que la gente tenga orgasmos con sus actuaciones. Pero yo recuerdo conciertos dónde he tenido que alzar la cabeza sobre la gente para poder respirar debido al ajetreo, a los saltos y alegría que había.



Prohibir ingresar este tipo de "cámaras" ya resulta imposible, todo el mundo tiene un teléfono. La única forma de revivir a este público adormecido es hacerles notar que son aburridos. Espero que algún rato alguna banda les diga desde el escenario: ustedes vinieron a rockear o a filmar, conchas de su madre!!!!

Así que creo que mejor empecemos a usar la solución de Marky Ramone para los imbéciles que van a filmar los conciertos, miren el vídeo:



Ya pues pónganse pilas. este viernes voy a otro concierto más soft, ya veré si han sido sólo los metaleros los que tienen este problema.

PD: miren y envidien a los argentinos y esa forma de gozar un concierto.




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QUE FRÍO: JUAN



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